divendres, d’agost 11, 2006

El Codigo da Vinci






Aprovechando la todavía popularidad, tirón o márqueting inmejorable del best seller más querido y más odiado al mismo tiempo, quiero dar mi opinión sobre el mismo, aunque un poco tarde, quizás.
Polémicas a parte, yo, toda una mujer llena de prejuicios, me negué cierto día a leer una pizca de esta literatura mal llamada histórica. Prefiero, ahora, utilizar el termino "novela de misterio o suspense". Y no penseis que me dejo llevar por la críticas, no. Nunca más lejos de la realidad. Solo que, el poco tiempo que tengo para leer, prefiero dedicarlo a novelas costumbristas de las cuales soy una ferviente admiradora y a las que intento imitar desde el punto de vista de escritora novel. Pero aborrezco todas aquellas basadas en un contexto histórico determinado. Contra gustos ...
A lo que iba ... Hace escásamente un mes, cuando nuestro hijo se encontraba de campamentos en el pirineo catalán, mi marido me ofreció ir al cine. Y ya se sabe que en verano las salas están casi vacias. Los que nos quedamos en la ciudad, preferimos chapuzarnos en una piscina que ir a ver un film de baja calidad. Quizás sea por eso que las superproducciones se reservan para cuando acecha el frio. Preferimos hacer una cola inmensa para guarecernos en una sala abarrotada de gente con el fin de disfrutar de un peliculón que al cabo de nada tendremos en DVD, que salir a la calle a pescar un buen resfriado que nos haga hacer cama una semana.
Pués bien, la única película en aquellos momentos que merec�a la pena era "El Codigo da Vinci" que ya llevaba un buen tiempo en cartelera. Haciendo caso omiso de mis prejuicios, cedí a los gustos cinematográficos de mi marido y entré aunque con recelo.
Cual fué mi sorpresa cuando a los pocos minutos de haber empezado a verla, me enganché de tal manera que ya no pude despegarme de la pantalla ni del envolvente sonido surround. Me encantó! Esa mezcla de acción, religión, misterio, conspiraciones, asesinatos, simbología, esoterismo y esa alabanza hacia la mujer, tan desprestigiada por el cristianismo, encarnada en la figura de Maria Magdalena.
Al salir de la sala, solo deseaba compartir con mi esposo todo aquello que habíamos visto i/o interpretado. Todo eran preguntas que deseaban encontrar respuestas.
Hay películas que simplemente distraen tu mente, que para ciertos momentos tienen su utilidad. Pero como ésta, las hay que te hacen reflexionar y replantearte muchas cosas. Te hacen ser crítico. Miras, escuchas y sacas tus propias conclusiones. Sin manipulación alguna. Eso es lo que le pido a un argumento. Por otro lado, aunque suene típico, también valoro el trabajo de los actores, como Tom Hanks que estuvo espléndido, aunque hay gente que opina lo contrario, y como no, la escenografía que aunque con luz oscura, consigue ese ambiente tenebroso propio de películas de este calibre.
Salí entusiasmada. Todos mis prejuicios se fueron al traste. Orgullosa de no dejarme llevar tampoco por quien arremete contra ella, comparándola inevitablemente con la lectura del libro de Dan Brown. Pero como para poder responder a las críticas uno debe informarse, ni corta ni perezosa, cogí prestado el best seller a mi querido hermano y empecé a leer con una motivación superior después de haber visionado la trama, bastante fiel a la película, y no paré hasta terminarlo. Lo devoré en unas seis horas, repartidas en tres días aproximadamente. Reconozco que me enganchó de tal manera que perdí la noción del tiempo y del espacio. Pero dejando de lado el reto, lo degusté como el mejor de los manjares, y luego sí pude opinar con conocimiento de causa. Mi conclusión fué la esperada: no es la película ni mejor ni peor que el libro, simplemente el formato varía por una simple cuestión de tiempo. Personalmente, el haber visto la película a priori, motivó en mi una lectura del libro entusiasta, cosa que si hubiese sido al revés, empezar por el libro ... creo que me hubiese costado encontrar el filón y hubiese caído en el aburrimiento, y entonces sí que hubiese rechazado la proposición cinematográfica. Hubiese sido una pena.